“…españoles… La Crisis ha terminado” (relato de ficción)
…tras pasar un crudo invierno debido al precio abusivo de los combustibles y de la energía eléctrica, la radio nos despierta con un mensaje repetitivo: … Españoles: “…La Crisis ha terminado”
Un día cualquiera, año 2032
…tras pasar un crudo invierno debido al precio abusivo de los combustibles y de la energía eléctrica, la radio –todavía sobrevive alguna- nos despierta con un mensaje repetitivo leído por un locutor de voz grave, pausada, una voz casi severa que intenta no comunicar demasiadas emociones, simplemente comunicar un hecho de forma que parezca creíble (es muy difícil, ya no nos creemos nada).
… Españoles: “…La Crisis ha terminado”
NOTA: Unas explicaciones que no hacen falta pero las doy.
Lo de españoles es porque los nacionalismos que todavía sobreviven están en hibernación por falta de pasta, se han dado cuenta de que cuando hay poco fuego mejor juntarse que separarse para no pasar frío.
Lo de no decir españoles y españolas porque ya a esta alturas del siglo XXI hemos comprendido que es una memez que se inventaron hace años, por el 2013 más o menos para hacerse los estupendos y que va en contra de la economía del lenguaje.
Prosigo
… Los pocos medios que han aguantado, encargan a sus periodistas voluntarios, -sí, los voluntarios que hacen el trabajo de los que cobran pero sin cobrar- (ya no hay aquellos mileuristas que nos daban tanta pena en el 2013), que escriban todo tipo de artículos sobre los problemas que hemos tenido, que ya son cosa del pasado, que por fin los problemas son historia, que gracias a los políticos abnegados que han quedado tras el azote de la corrupción, hemos resurgido como el ave Fénix resurgía de sus cenizas…
En la televisión que queda en España -las autonómicas han tenido que cerrar-, celebran el fin de la pesadilla de la crisis con todo tipo de galas y programas rescatados del pasado más cercano, que resultan antiguos, pero… es lo que hay.
Los noticiarios, supuestamente más serios e independientes –no se rían-, lo celebran pero difunden un mensaje repetitivo:
“La economía, vapuleada duramente por la crisis, se ha salvado de una muerte casi segura, ha sobrevivido quedando muy débil y delicada. Aunque el peligro ha pasado, hay que evitar recaídas fatales…”
Este mensaje provoca a partir de ese momento una sensación de liberación, nos sentimos aliviados, el negro horizonte de nuestro futuro se empieza a iluminar.
Olvidamos rápidamente que no es la Economía (con mayúscula) la que ha estado a punto de morir, ha sido la capa de la sociedad denominada hace años como clase media -capa inventada para consumir y pagar impuestos-, la que ha quedado reducida a una sombra de lo que era.
Dejamos de criticar duramente a los poderes públicos que nos prometen que volverá la tranquilidad a nuestras vidas.
Un día cualquiera, año 2032
Se empiezan a difundir –de forma calculada- mensajes de esperanza.
Se empiezan a escuchar tímidos comentarios de que la crisis empieza a remitir. Según los medios, los indicadores económicos sugieren que el fin de la crisis está ya en un horizonte cercano. Nuestros políticos empiezan a decir que se empieza a apreciar movimiento, que estamos saliendo de la crisis, nos dicen que en un futuro próximo, probablemente a finales de 2020, la crisis habrá terminado oficialmente. Creo que en el año 2013 escuché algo parecido.
También emiten mensajes de que a la población se nos reprochará la desconfianza en la clase política y las Instituciones. Que ellos han estado ahí siempre para ayudar, que les han malinterpretado inmerecidamente. No me creo nada.
Lo que probablemente ocurra pronto es que se felicitarán entre ellos en una fiesta privada endogámica, darán por buenas las políticas de austeridad, ajuste y demás palabrejas que han propagado de forma implacable y que han significado para todos un enorme retroceso en el desarrollo social. A continuación y aliados con la banca -a la que miman con tanto celo- que está ávida de volver a ganar dinero como antes, darán un empujón a la casi parada rueda de la economía para que empiece a girar más deprisa, a ganar velocidad, a acelerarse nuevamente –llevan hablando varios años de desaceleración- ¡Que dominio de la física! (Sobre todo por personas con una formación más que corta que creen que la física es la mujer que ejerce la medicina).
Por supuesto estamos hablando de acabar la crisis económica que sale en los medios de comunicación, esa que hace perder dinero a la banca, perdón, quería decir esa que hace que la banca gane menos dinero que en otros tiempos. Como en el Casino, la banca siempre gana.
Está claro que las otras crisis de las que no se habla porque no son rentables seguirán igual. Me estoy refiriendo a la crisis ecológica que está esquilmando los mares, la crisis del reparto desigual que genera pobreza profunda y casi irreversible, la crisis que mata de hambre a miles de personas todos los días, en definitiva la crisis que se alcanza cuando se ignora la gran premisa económica de que no es posible el crecimiento infinito.
Así que a los que de verdad dominan el mundo, no les quedará otro remedio que poner punto final a ésta estafa a gran escala -parte provocada, parte sobrevenida, parte real y parte ficticia-, cuyo origen se diluye en reuniones y acuerdos, pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: Hacernos retroceder unos 30 años en prestaciones sociales, derechos y salarios.
Como no se puede crecer infinitamente, vamos a destruir lo construido para volver a empezar -como tras las guerras- desde un nivel muy bajo. Volver a empezar.
Un día cualquiera, año 2032
Pero no me creo nada. ¿Cuándo acabará la crisis?
Cuando los salarios hayan caído tanto que su repercusión en el precio de los productos sea despreciable.
Cuando todos los profesionales de todas las disciplinas se hayan sometido a una nómina ridícula sin protestar.
Cuando se haya conseguido infundir en los jóvenes el trabajar casi gratis.
Cuando todo el tiempo de las personas tenga que emplearse en sobrevivir y no les quede nada para avanzar.
Cuando la población con edad y capacidad de trabajar se amolde sin rechistar a cualquier situación con tal de sobrevivir.
Cuando los alumnos se hacinen en las aulas debido al cierre de centros por recortes en los presupuestos y la falta de personal.
Cuando se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes
sin que la opinión pública lo note.
Cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación.
Cuando todas las pensiones –menos las de los políticos- sean mínimas.
Cuando nos convenzan de que necesitamos pagar a empresas privadas para que nos apaguen los incendios, nos protejan de los malhechores –políticos no, de los otros-, nos controlen la salud etc.
Cuando lo que queda de la antigua clase media que era la que movía la industria desaparezca arrasada por las deudas y expoliada por los bancos.
Cuando las personas normales ya no hagamos planes de futuro, y cuando el futuro para las personas normales se reduzca a los días que faltan para terminar el mes.
¿Entonces se habrá acabado la crisis?
Un día cualquiera, año 2032
Cuando toda la estructura social esté nivelada a la baja, es decir todos iguales y pobres (¿recuerdan el nombre la agencia de calificación Standard and Poor’s?, -broma macabra-) y todos -excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector-, estemos enfangados en la escasez y las deudas.
Cuando nos hayamos cansado de enfrentarnos unos con otros y nos hayamos cargado la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado.
Ha sido una gran operación, nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo unos pocos años habrán bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse.
Quizás demasiadas personas tenían demasiado, mejor que muchas personas no tengan nada y uno pocos tengan demasiado. En tan sólo unos pocos años hemos podido arreglar este desajuste.
Una devastación tan brutal del paisaje social sólo se consiguió en Europa tras la Guerra Mundial. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las
normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio o más probablemente rendición. ¿Recuerdan el título de este artículo?.
Lo que me preocupa no es cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo conseguir que todos seamos igual de pobres y lo suficientemente desiguales con respecto a ellos, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes, el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.
De momento están consiguiendo dar marcha atrás al reloj de la historia, ganarle 30 años a sus intereses. Ya sólo quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y ¡ya está!: su obra estará concluida.
Cuando el calendario marque un día cualquiera del año 2018, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio el mensaje: “…españoles… La Crisis ha terminado” y después las condiciones de nuestra rendición.
Fco. J. Huerta (2014)