VISIÓN GENERAL
El Valle del Tiétar es conocido también como “La Andalucía de Ávila”. Es la comarca abulense de clima más suave. Está situada al sur de la provincia de Ávila limitando con Extremadura, Toledo y Madrid, al sur de la Sierra de Gredos y protegida del frío por ella. Su altitud media sobre el nivel del mar es de 400m.
El Valle del Tiétar es un enorme vergel con olivos, madroños, castaños, cerezos, higueras, pinares y hasta naranjos. Y su fauna es muy variada habitando en ella el abejaruco, el rabilargo, la cigüeña negra, la grulla, multitud de reptiles y mamíferos.
Su economía se basa principalmente en la ganadería, las explotaciones forestales, la industria y sobre todo el turismo, con una amplia oferta de alojamientos, campings y casas rurales.
SUS PUEBLOS

Los 24 municipios que forman el Valle del Tiétar se hallan situados en las primeras alturas de las estribaciones de la sierra y, en algunos casos, en los diversos pequeños valles que forman los pliegues de la Cordillera Central, desde la cabecera del río Tiétar nos encontramos con Navahondilla, Sta María del Tiétar, Casillas, Sotillo de La Adrada, La Adrada, Higuera de Las Dueñas, Fresnedilla, Piedralaves, Casavieja, Mijares, Gavilanes, Pedro Bernardo, Lanzahíta y La Higuera (anejo de Mombeltrán), poblacionses que forman el Alto Tiétar. Después, El Barranco de las Cinco Villas con las poblaciones de Cuevas del Valle, Villarejo del Valle, San Esteban del Valle, Santa Cruz del Valle y Mombeltrán. A continuación, Arenas de San Pedro (con sus anejos de La Parra, Ramacastañas y Hontanares), El Hornillo, El Arenal, Guisando, Poyales y Candelada formando el Bajo Tiétar.
Esta distribución a lo largo del recorrido del río produce una rica variedad en cuanto a arquitectura popular, tradiciones, fiestas, usos y costumbres y una gran riqueza monumental formada por puentes, castillos, iglesias, ermitas, capillas, palacios…
ARENAS DE SAN PEDRO es la capital de la comarca, y se llama así desde que en 1669 fuera canonizado San Pedro de Alcántara. Con un importante pasado histórico, del que encontramos variadas huellas.

Aunque algunos letreros lo denominan «puente romano», se trata de un puente medieval formado por un gran arco central y otros laterales más pequeños. Es el puente más antiguo y es conocido como el de Aquelcabos. Fue mandado construir por los Reyes Católicos y tuvo que erigirse entre los siglos XIV y XV, probablemente sobre los restos de algún puente romano al pasar la villa a tener carácter señorial pues, como se cobraba pontazgo, era una fuente de ingresos para el señor al tiempo que facilitaba la conducción de los rebaños trashumantes hacia el puerto del Peón o del Arenal. Se ha construido recientemente un bonito Mirador de madera desde el que se pueden ver el puente y su entorno.

El castillo del Condestable Dávalos, también conocido como Castillo de D. Álvaro de Luna o de la Triste Condesa, se construye bajo los auspicios del buen condestable Ruy López Dávalos (Úbeda 1357- Valencia 1428). Incendiado el Castillo durante las diferentes guerras, se conserva (con trabajo de restauración) gran parte del mismo. Sirvió de prisión y de cementerio. Ahora es Auditorio municipal, Museo y Sala de exposiciones y congresos. Ha sido declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.
Tiene una planta cuadrada con torreones circulares y almenados en cada esquina y una torre del Homenaje, de planta rectangular, junto a la entrada principal, con sólidos matacanes y bellos ventanales góticos y mudéjares. En los lienzos laterales hay un estribo cuadrangular como torre barbacana. En el interior, como en la mayoría de los castillos, el patio de armas aparecía rodeado de las dependencias construidas; unas para cuadras y almacenes, cocinas, otras para estancias de los servidores; en la planta alta era donde residía la nobleza. La presencia de ventanas geminadas, enmarcadas algunas por un ajimez, especialmente en la torre del Homenaje, y los arcos de las crujías para sostener las bóvedas que quedan en pie muestran el carácter de obra de transición entre el románico y el gótico. Destaca el balcón saliente, fruto de la aportación a la obra de diferentes propietarios. Con los años se fueron levantando casas adosadas a sus muros (hoy casi desaparecidas), rodeándolo, posiblemente debido a la pobreza, que incitaría a aprovechar un buen muro de piedra ya levantado. La Torre del Homenaje y el Adarve fueron rehabilitados e inaugurados el 29 de Julio de 2006 y se ha convertido en museo y sala de exposiciones y congresos.

El Palacio del infante don Luis de Borbón (hermano de Carlos III) o Palacio de la Mosquera, que mandó edificarlo al arquitecto Ventura Rodríguez (1.780) en el alto de la Mosquera. A causa de la muerte del infante se levantó sólo el ala este, en donde habitó. Destaca la fachada principal con su pórtico granítico de seis columnas dóricas adosadas. Por este Palacio pasaron personalidades de la cultura como el pintor Goya y el músico Boccherini. El diseño del palacio, en un principio encargado a Ventura Rodríguez, es obra de los hermanos Diego e Ignacio Thomas, (aunque luego, cuando se edifica, consta como arquitecto Mateo Guill). Se inicia la construcción en 1779 y en 1783 se recorta la edificación del proyecto. El palacio se caracteriza por tener, en su diseño, estructura neoclásica en la que la simetría es un elemento fundamental. La obra quedó inacabada por lo que sólo se puede contemplar una parte de la totalidad que apenas supera la mitad de lo proyectado ya que de los 3.086 m2 sólo se construyeron 1.844 m2.

El Santuario de San Pedro de Alcántara es probablemente la muestra más valiosa del neoclásico abulense. Se trata de un monasterio franciscano fundado en el S. XVI por San Pedro de Alcántara. Pero el Santuario se construye en gran parte en el S. XVIII. El interior fue decorado por Sabatini, y en el altar, guardados en extraordinaria urna de mármol, los restos del santo. Es el último convento que erigió el santo extremeño, en un sitio apartado del término arenense en el que había una ermita dedicada a San Andrés del Monte, junto a la cual, fray Pedro de Alcántara mandó edificar un pequeño convento para que los frailes se dedicasen a la contemplación y a la vida de penitencia dentro de la línea de ascetismo que él propugnaba entre los miembros de su Orden.
Situado a 2 kilómetros de Arenas, se llega siguiendo el cauce del río Avellaneda. Antes de llegar, una cruz de piedra, señala, según la leyenda, la impronta dejada por la mano de San Pedro, tras un alto en el camino.
En el siglo XVIII, con la ayuda de Carlos III y sobre planos de Ventura Rodríguez, se levanta el complejo alcantarino que ha llegado hasta nuestros días. Se puso un especial interés en el trazado de la Capilla Real, edificada de nueva planta. Es de planta octogonal con pilastras de mármol que sostienen una cornisa sobre la que descansa una majestuosa cúpula con linterna. En el altar mayor se representa la apoteosis del Santo en su ascensión a los cielos. Es un magnífico bajo relieve, realizado por Francisco Gutiérrez en 1773. A la altura del altar esta la urna que guarda los restos de San Pedro de Alcántara que parecen protegidos por dos grandes figuras vigilantes, de alabastro, que simbolizan la Fe y la Esperanza. En 1972 fue declarado Monumento histórico-artístico nacional.

La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es una amplia iglesia situada en el centro del municipio, junto a la plaza del Ayuntamiento. Se levantó por orden de Don Ruy López Dávalos, primer señor de Arenas, a finales del siglo XIV en estilo gótico, aunque posteriores intervenciones fueron modificando a la vez que enriqueciendo su estructura inicial. En su exterior lo más llamativo es la Torre, de planta cuadrangular, de carácter renacentista, situada a los pies de la iglesia y formada por varios cuerpos de diversas proporciones, toda ella de piedra labrada. Sus autores fueron Lucas Giraldo y Juan Rodríguez quienes dieron vivacidad a una construcción anterior. En el interior, sus muros de piedra labrada encierran un espacio de tres naves góticas sostenidas por pilastras góticas, seis exentas en el centro y seis adosadas a los muros. En la parte superior se unen, en un capitel de bolas, los nervios que soportan las bóvedas ojivales.

La ermita del Cristo de los Regajales tiene pilares, estribos y górgolas del S. XV, Está situada en la calle Carrellana, en el arranque del antiguo camino de Sabina que conducía a Ramacastañas y Talavera. Su carácter gótico lo revelan cuatro chapiteles rematados con pináculos y los arcos helicoidales. Ha sido rehabilitada en 1981 y el espacio está abierto por los laterales y los pies, aunque delimitado por verjas. Esta apertura permite ver al transeúnte la efigie que se guarda en ella. Por su situación, su finalidad era la de permitir a los caminantes que hiciesen, frente a ella, las oraciones imprecatorias cuando emprendían los viajes y las de agradecimiento por la feliz tornada. No quedan rastros de su antigua dedicatoria a San Sebastián, pues solamente hay una imagen del Crucificado al que estaba dedicada la ermita, de ahí su nombre.

A 3 km. de Arenas se ubica RAMACASTAÑAS, y en las afueras de esta localidad tropezamos con un capricho de la naturaleza: las Cuevas del Águila, situadas a la orilla del Río Tiétar en las laderas de este sistema montañoso, y que sorprenden tanto por los tesoros naturales de su interior como por las panorámicas que se divisan desde el exterior. Las Grutas de formación caliza cristalina, probablemente de origen marino, y que quedaron aisladas en una zona granítica mucho más joven, se remontan a unos 50 millones de años. Ubicadas a 9km del casco urbano y a 3km de Ramacastañas, lugar en el que se toma la carretera que conduce hasta ellas. Fueron descubiertas la noche del día 24 de diciembre de 1963 y se inauguraron oficialmente al público el 18 de julio de 1964.
Las cuevas están formadas por varias naves, de forma irregular y su altura, en la principal, alcanza los 20 metros en el punto más elevado de su bóveda. Su estado natural ha sido levemente trasformado para una cómoda visita. Más de un kilómetro de recorrido ha sido pavimentado salvando los desniveles con escalones y la iluminación de que se ha dotado a estas Cuevas del Águila las convierte en una de las más sorprendentes maravillas de España.

En belleza, vistas y singularidad compiten los pueblos del llamado Barranco de las Cinco Villas: CUEVAS DEL VALLE, VILLAREJO DEL VALLE, SAN ESTEBAN DEL VALLE, STA. CRUZ DEL VALLE (hermosas pinturas murales, reproducciones de artistas famosos, ornamentan sus calles) y la capital: MOMBELTRÁN. Mombeltrán fue la antigua villa de El Colmenar, (ferrería de Ávila) donada por el rey Enrique IV de Trastámara, hermano de Isabel la Católica a don Beltrán de la Cueva . Fue don Beltrán quién mandó edificar el impresionante castillo. La villa está llena de encanto y tipismo. La Iglesia parroquial es gótica del S. XVI, y en su interior guarda una importante reja. Completan el patrimonio de esta villa El Hospital de San Andrés y Sta. Rosa –conventos del S. XVI– el hospital renacentista y algunas casas señoriales. Es un lugar ideal para el turismo de naturaleza, cultural, etnográfico e histórico: rutas de senderismo, la calzada romana del puerto del Pico, la sierra de Gredos y otros muchos lugares.

CANDELEDA recibe su nombre de las luces nocturnas que alumbraban a pastores y carboneros. Candeleda sorprende por sus edificios de cal, canto y madera, por sus naranjos y sus palmeras, por sus elevadas temperaturas, y por el “deje” extremeño que al hablar muestran sus gentes. La Iglesia parroquial data del S. XV, con importante retablo de cerámica talaverana, pero lo más característico es el Santuario de Nuestra Señora de Chilla (S. XVIII), virgen a la que se profesa gran devoción. El camino hasta el santuario es lindo como pocos, y una vez aquí se contemplan Gredos y Extremadura. Mención especial merecen la Ermita de San Blas, el Rollo y el Barrio de la Judería.

EL RASO linda ya con tierras extremeñas, y de gran importancia y enorme interés son su castro prerromano –poblado amurallado, necrópolis y santuario del s. II a de C.– y sus pinturas rupestres. Esta zona tiene más atractivos que añadir, como la posibilidad de realizar rutas a caballo y senderismo. Descenso en piragüa y pesca se pueden practicar en el Embalse del Rosarito.

Extraordinarios por su ubicación y especial arquitectura resultan también EL ARENAL, GUISANDO, EL HORNILLO Y POYALES DEL HOYO, en este último lugar existen numerosos talleres artesanales, ya que esta población es el destino elegido por numerosas personas de la llamada “vida alternativa”, basada en disfrutar de la tranquilidad de la vida rural en plena armonía con la naturaleza.

En el centro geográfico del Valle del Tiétar se sitúa LANZAHITA, de afortunado microclima que permite cultivar las más variadas especies hortícolas y frutícolas, son famosos sus espárragos y sus sandías. La Iglesia parroquial de San Juan Bautista, de estilo gótico, es del S. XVI, y cuenta con un extraordinario retablo mayor, obra de don Pedro de Salamanca (discípulo de Alonso de Berruguete). El puente románico y la fuente de abajo completan, junto con sus calles y paisajes, la belleza de esta singular villa.

PEDRO BERNARDO es llamado “el balcón del Tiétar” por sus incomparables vistas. Natural de la villa es el gran físico Arturo Duperier, investigador de los rayos cósmicos. Cuestas empinadas, calles estrechas, pasadizos, casas, balcones, dinteles… arquitectura popular tan hermosa que le han llevado a ser declarado Conjunto Histórico Artístico. Al interés que despierta el tipismo de sus calles hay que añadir: el edificio del antiguo ayuntamiento (1559), la Iglesia de estilo renacentista (S. XVII-XVIII) con retablo barroco, y el interesante royo (columna de piedra, signo de jurisdicción y también picota de ajusticiamiento).

PIEDRALAVES es la villa “nacida al píe del Alabe” o sierra. Increíble despliegue de la naturaleza y de la arquitectura popular con empinadas calles estrechas que resuelven de forma increíble las casas y edificios. La Iglesia de San Antonio de Padua es de finales del S. XVIII, del S. XVII la cruz de los enamorados. En la Iglesia destaca un precioso artesonado múdejar. Cuenta además Piedralaves con dos bellas ermitas: Ntra. Sra. de la Concepción (S. XVI) y San Roque (reconstruida en el S. XVIII sobre restos del XIV, probablemente). Piedralaves fue la villa pionera del turismo en esta zona.

LA ADRADA, que a finales del S. XIV consigue el título de villa por deseo de Enrique III, da cuenta de su solera si contemplamos su castillo, fortaleza de don Alvaro de Luna. Es el centro del valle. Su Iglesia parroquial es de finales del S. XVI, y guarda en su interior verdaderas joyas de orfebrería y escultóricas. Casas blasonadas se despliegan por la villa. Se venera en La Adrada a la Virgen de la Yedra, nombre que recibe por haber sido encontrada una imagen de la Señora entre la misma.

A pocos km. se encuentra SOTILLO DE LA ADRADA, de características similares. Benavente y Pío Baroja recorrieron esta zona. Quedan reflejados estos parajes en Señora Ama, de don Jacinto, y La Dama errante, de don Pío.

Merece la pena descubrir los bellísimos pueblos serranos que son GAVILANES, MIJARES, CASAVIEJA, CASILLAS, con sus calles empinadas y sus bonitas casas y sus simpáticas gentes, y, más al sur, HIGUERA DE LAS DUEÑAS y FRESNEDILLA. Lindando ya con tierras madrileñas SANTA MARÍA DEL TIÉTAR, muy cerca de El Tiemblo y de los Toros de Guisando.
La Iglesuela del Tiétar (Toledo) es uno de los pueblos más desconocidos del valle pero que posee un encanto especial en los meses de lluvia. Pozos y manantiales se distribuyen por el pueblo y en El Ejido, un gran humedal que posee a sus afueras y que siempre está poblado por distintos animales. Tambien destaca su iglesia que da nombre al municipio y es de grandes dimensiones.